Me encanta dar una vuelta tranquilamente por un mercado nuevo y pararme a
mirar todos y cada uno de los puestos para descubrir nuevos productos. El otro
día tuve la suerte de encontrarme dos productos con los que no había trabajado
y que tenía muchas ganas de tener en mis manos:
· Guisantes lágrima.
Esas diminutas bolitas
que encierran un sabor delicado y dulce.
- · Pez lorito, también conocido como raor.
Ni
siquiera lo había podido comer antes en ningún restaurante, pero había oído hablar
muy bien de este producto.
Me llevé ambos a casa y decidí probar a realizar un plato juntando estos
dos productos estupendos que, después del uso de algunas técnicas, han dado
como resultado un plato lleno de sabor.